ARTÍCULO
Estrategias de influencia política de las misiones diplomáticas de Ucrania y Rusia en el Perú en el contexto de la invasión rusa a
Ucrania
Political influence strategies implemented by the diplomatic missions of Ukraine and Russia in Peru, in the context of Russian invasion of
Ukraine
Renato Quiroz Díaz
https://orcid.org/0009-0000-9289-3376
renato.quiroz@pucp.edu.pe
Pontificia Universidad Católica del Perú
Adrian Mendoza Strilchuk
mendoza.adrian11@hotmail.com
Hertie School
Recibido: 14/02/2024
Aceptado: 17/05/2024
Publicado: 30/06/2024
Cita en APA: Quiroz Díaz, R. y Mendoza Strilchuk, A. (2024). Estrategias de influencia política de las misiones diplomáticas de Ucrania y Rusia en el Perú en el contexto de la invasión rusa a Ucrania. Revista Latinoamericana de Humanidades y Desarrollo Educativo, 2 (1), 38-48
Resumen
El conflicto ruso-ucraniano, iniciado con la anexión de Crimea en 2014 y exacerbado por la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, representa un cambio significativo en la geopolítica global, afectando particularmente las relaciones internacionales y la dinámica política en América Latina. La estrategia rusa de combinar diplomacia cultural, educativa y realismo político ha buscado reforzar su influencia y legitimidad en la región, mientras que Ucrania se ha enfocado en resaltar la ilegitimidad de la invasión rusa y sus consecuencias humanitarias, empleando una diplomacia de victimización y legalidad. Este estudio destaca la importancia de analizar las respuestas diplomáticas y estrategias de influencia política de ambas naciones en Perú, evidenciando cómo un conflicto regional puede influir y reconfigurar las políticas y alianzas a nivel global y regional.
Palabras clave: conflicto ruso-ucraniano, estrategias de influencia, derecho internacional, geopolítica, diplomacia
Abstract
The Russian-Ukrainian war, initiated with the annexation of Crimea in 2014 and exacerbated by the 2022 full-scale Russian invasion, represents a significant shift in global geopolitics, particularly affecting international relations and political dynamics in Latin America. Russia's strategy of combining cultural diplomacy, educational efforts, and political realism has sought to reinforce its influence and legitimacy in the region, while Ukraine has focused on highlighting the illegitimacy of the Russian invasion and its humanitarian consequences, employing a diplomacy of victimization and legality. This paper underscores the importance of analyzing the diplomatic responses and strategies of political influence of both states on Peru, demonstrating how a regional conflict can influence and reconfigure policies and alliances at a global and regional level.
Key words: Russian-Ukrainian conflict, influence strategies, international law, geopolitics, diplomacy
Introducción:
El conflicto ruso-ucraniano parte desde el 2014 cuando la Federación Rusa anexó la península ucraniana de Crimea, bajo el pretexto de los resultados de un referéndum que no contó con observación internacional y que fue promovido por el gobierno ruso y separatistas prorrusos (Castañeda & Rebaza, 2022). A pesar de que la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) rechazó la anexión, calificándola de ilegítima, pues reconoce a Crimea como parte del territorio integral de Ucrania, Rusia mantuvo un control de facto de la península. Además, separatistas prorrusos en Ucrania, con el auspicio económico y militar de Rusia, mantuvieron un control parcial de las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk (también conocidas conjuntamente como el Donbas) (Castañeda & Rebaza, 2022). Para poner fin al conflicto, Rusia y Ucrania se juntaron en la mesa de negociaciones con la ayuda de Francia y Alemania, en lo que se conocería como el “cuarteto de Normandía”, para negociar los acuerdos de Minsk I y Minsk II. En septiembre del 2014 se firmó el primer acuerdo de Minsk, sin embargo, la paz no pudo ser realizada debido al incumplimiento del alto al fuego por las partes involucradas. En el caso de Minsk II, se observó una dinámica similar (Arena, 2017). Aunque en el plano diplomático las negociaciones fueron exitosas, en el terreno de la praxis el acuerdo demostró ineficacia para frenar el conflicto (Arena, 2017; Castañeda & Rebaza, 2022).
Sin embargo, en febrero del 2022, el conflicto retoma con fuerza: el presidente ruso Vladimir Putin ordena la invasión de Ucrania, bajo el pretexto de llevar a cabo una “desnazificación” y “desmilitarización” (Castañeda & Rebaza, 2022). Dentro de las implicancias de la invasión, no solo representa un cambio geopolítico significativo en el orden multilateral global, sino que también “desplaza al mundo de la globalización y deja su espacio al nuevo conflicto que es de orden político y cultural más que económico” (Baeza & Escudero, 2023, p. 41).
Las acciones de Moscú tuvieron reverberaciones que trascienden la zona de conflicto. En Sudamérica, la lejanía geográfica no ha impedido que el conflicto influya en la región. La guerra ha tenido impacto en los intereses nacionales, económicos y geopolíticos (Baeza & Escudero, 2023). Es decir, los impactos en las naciones del subcontinente han implicado desde alianzas políticas y comerciales hasta debates ideológicos en torno al respaldo o rechazo de acciones específicas, de modo que han adaptado sus estrategias diplomáticas en respuesta a este conflicto.
Sin embargo, el efecto no ha sido uniforme. A pesar de que la mayoría de los gobiernos latinoamericanos votaron a favor de la Resolución ES-11/1 de la ONU (condenando la invasión y mostrando solidaridad con Ucrania), debido a la prolongación del conflicto, empiezan a aparecer los intereses individuales y regionales de diversos líderes que retratan algunas de sus promesas, reflejando la compleja y multifacética naturaleza de la geopolítica en la región. Por lo tanto, este Zeitenwende global demuestra tener un impacto no solo en grandes potencias, sino también en países de vías de desarrollo.
Ante ello, es relevante estudiar casos empíricos dentro de la región para identificar y analizar la expansión de las estrategias de Rusia y Ucrania y qué particularidades poseen. Para ello, el caso de Perú, país con vínculos de relativa baja intensidad con ambos países, especialmente con Rusia (Adins, 2021) y con muy poco poder en el tablero internacional, representa un caso en la región de un país en el que teóricamente ni Rusia ni Ucrania tendrían mayor interés de incidencia para proyectar sus visiones y narrativas del conflicto. Sin embargo, la evidencia apunta a que, igualmente, sería parte de la estrategia de ambos países, sobre todo de Rusia. Así, se busca responder a la siguiente interrogante: ¿Qué estrategias de influencia política emplearon las misiones diplomáticas de Rusia y Ucrania en el Perú en el marco de la invasión rusa a Ucrania para incidir en el espacio público y generar legitimidad política? Para responder a esta pregunta, la metodología que se utilizará será de estudio de caso que implica el uso de fuentes primarias, como notas de prensa o pronunciamientos oficiales de las embajadas de Rusia y Ucrania en redes sociales como Facebook, Twitter y Telegram, así como de instituciones estatales, entrevistas a funcionarios diplomáticos en medios escritos; y fuentes secundarias, como artículos académicos y reportes de think tanks.
Principales hallazgos:
Estrategias de influencia política utilizadas por Rusia
Rusia ha extendido sus relaciones bilaterales y ha buscado promover una narrativa en la región reivindicadora de figuras asociadas a la izquierda revolucionaria que se opuso al imperialismo de Occidente. Desde la disolución de la URSS, Rusia ha considerado a América Latina como un escenario secundario en sus prioridades geopolíticas. No obstante, la región adquirió relevancia a medida que Moscú buscaba contrarrestar la influencia occidental y expandir su presencia global (Farah & Ortiz, 2023). Así, países como el Perú son parte de esta estrategia rusa dentro de la región.
En los años recientes, particularmente tras la anexión de Crimea en 2014 y la invasión de 2022, las relaciones bilaterales entre Perú y Rusia se han tornado más delicadas. Mientras que por un lado, la economía peruana reconoce los beneficios de una relación comercial con una potencia energética y militar como Rusia, por otro, no puede ignorar el desafío que esto representa para los principios democráticos y de integridad territorial que sostiene.
El resultado es una diplomacia de equilibrio. A nivel comercial, las relaciones continúan, con acuerdos en minería, energía y tecnología. Sin embargo, en el ámbito político, Perú ha mostrado una posición más reservada, evitando alinearse completamente con Moscú y, en cambio, priorizando su compromiso con la integridad territorial ucraniana y los derechos humanos.
No obstante, la Federación Rusa ha manifestado un marcado interés en consolidar a América Latina dentro de su esfera de influencia geopolítica. Ante la evidente disminución de alianzas estratégicas en el occidente a raíz de la invasión, el Kremlin ha volcado su atención hacia el fortalecimiento de vínculos con naciones emergentes. A modo de ilustración, se celebró la cumbre Rusia-África en Moscú durante el mes de julio y, posteriormente, se convocó a la conferencia parlamentaria Rusia-América Latina en septiembre del 2023. Es relevante destacar que, a pesar de las reticencias y críticas provenientes de ciertos políticos y de la representación diplomática de Ucrania en territorio peruano, un conjunto de congresistas peruanos optó por participar en dicho cónclave. En este espacio, se reivindicaron a figuras representativas de la región como Salvador Allende o al “Che” Guevara, cuyas imágenes están asociadas a la lucha de los pueblos por su liberación de la opresión de Occidente.
Incidencia rusa en el espacio público peruano
De igual manera, desde la embajada de Rusia en el Perú se ha buscado incidir en el espacio público mediante diversos mecanismos. Primero, se han llevado a cabo eventos y conferencias. La diplomacia rusa ha organizado seminarios y talleres con figuras académicas y especialistas internacionales que respaldan la perspectiva rusa del conflicto. Estos eventos se han centrado en la compleja historia del Este de Europa, las relaciones Rusia-Ucrania y la seguridad geopolítica en la región post-soviética. Al hacerlo, buscan enfatizar las supuestas amenazas de la expansión de la OTAN y la necesidad de Rusia de proteger sus intereses estratégicos y a las minorías rusoparlantes en Ucrania.
Segundo, aparte de las apariciones regulares en medios peruanos, Rusia ha establecido asociaciones con editoriales y periodistas locales para ofrecer “capacitaciones” y “talleres” en Rusia. Estas iniciativas buscan construir una red de profesionales de medios en Perú que comprendan y, en algunos casos, simpatizan con el punto de vista ruso. Además, se han hecho inversiones significativas en publicidad en medios peruanos, promoviendo un mensaje de paz y cooperación, y presentando a Rusia como un socio confiable en la región. Este efecto se ha visto en las redes sociales de las misiones diplomáticas rusas, específicamente en Twitter, Telegram y Facebook. En ellas, las embajadas comparten el punto de vista ruso regularmente, en lo que se ve como un notable efecto coordinado del ministerio exterior ruso. Similarmente, el embajador ruso en Perú, Igor Romanchenko, ha sido muy activo en dar entrevistas a diversos medios de comunicación peruano y en publicar su análisis del conflicto en forma de columnas de opinión.
Tercero, Rusia ha desplegado una estrategia que busca establecer lazos más profundos y duraderos con la sociedad peruana: la diplomacia cultural y educativa. Rusia, con su vasta tradición en literatura, arte, música y ciencia, sirve como una ventana atractiva para muchas naciones, incluido Perú. Eventos culturales como exposiciones de arte, conciertos de música clásica rusa y festivales de cine, promovidos por entidades rusas, han tenido lugar en las principales ciudades peruanas, buscando acercar a los ciudadanos a una Rusia más allá de los titulares de noticias. Adicionalmente, las becas para estudiantes peruanos en universidades rusas representan una inversión a largo plazo. Estos estudiantes, al volver a Perú, no solo traen consigo conocimientos técnicos o académicos, sino también una experiencia vivida en Rusia, que puede contribuir a una comprensión más matizada y personal de la nación eslava. Esta estrategia busca sembrar semillas de comprensión y colaboración que, con el tiempo, puedan traducirse en relaciones bilaterales más robustas y amigables.
Estrategias rusas para generar legitimidad política
Finalmente, Moscú ha buscado generar legitimidad política mediante el realismo político y a través de alianzas estratégicas. Por un lado, el realismo político se ha consolidado como uno de los principales pilares de la política exterior rusa. Esta perspectiva se basa en la premisa de que las naciones actúan en función de sus intereses nacionales, priorizando la seguridad y el poder por encima de ideologías o principios. Desde la perspectiva rusa, sus movimientos en Ucrania se justifican como una medida defensiva, necesaria para proteger sus intereses estratégicos y a las comunidades rusoparlantes. La presencia de bases navales en Crimea y su acceso al Mar Negro son ejemplos claros de estas preocupaciones estratégicas.
En Perú, a través de conferencias, publicaciones y encuentros académicos patrocinados por entidades rusas, se ha buscado transmitir esta narrativa. El objetivo es que los responsables políticos y el público general comprendan que, más allá de la retórica, Rusia actúa desde una posición de realismo y pragmatismo. Estos eventos y publicaciones a menudo destacan el contexto histórico y político, subrayando eventos como el golpe de estado de 2014 en Ucrania y las políticas occidentales que, según argumentan, amenazaban los intereses rusos en la región.
Por otro lado, el subcontinente americano, con su diversidad política y económica, representa un tablero dinámico para la diplomacia rusa. El Perú no está aislado de las dinámicas regionales. Por lo tanto, Rusia ha comprendido que fortalecer las relaciones con otras naciones de América Latina puede tener un efecto cascada sobre Perú. Países como Venezuela, Nicaragua y Bolivia, que han mantenido relaciones más estrechas con Rusia en años recientes, sirven como ejemplos claros de esta estrategia. A través de acuerdos comerciales, cooperación militar y proyectos de infraestructura, Rusia busca consolidar su presencia en la región.
Esta presencia extendida no es simplemente un acto de expansión, sino también una táctica para cambiar el centro de gravedad de las discusiones regionales. Si varios países de la región mantienen lazos estrechos y favorables con Rusia, la percepción generalizada sobre el gigante eslavo puede cambiar o, al menos, volverse más matizada. Esto, indirectamente, podría influir en la manera en que Perú aborda su relación con Rusia y percibe sus acciones en el escenario internacional.
Estrategias de influencia política utilizadas por Ucrania
Respecto a las medidas adoptadas por la embajada de Ucrania en el Perú, una estrategia bastante evidente ha sido el uso de una “diplomacia de victimización”. La estrategia de proyectar a Ucrania como una víctima de agresión rusa, ha sido uno de los pilares fundamentales de la diplomacia ucraniana contemporánea. Mediante comunicados de prensa, simposios internacionales, y encuentros bilaterales de alto nivel, Ucrania ha empleado una narrativa que busca sensibilizar al gobierno peruano y, de igual manera, a la sociedad civil y opinión pública sobre la gravedad y profundidad de la intervención rusa en su territorio.
El resultado de esta estrategia ha sido evidente: una ola creciente de simpatía y solidaridad hacia Ucrania en el espacio público peruano. Las instituciones culturales, académicas y políticas en Perú, desde universidades hasta centros culturales, han servido como foros para que Ucrania exprese su perspectiva de los acontecimientos. Estas narrativas, hábilmente construidas, apelan a principios fundamentales como la democracia, el respeto al derecho internacional y la soberanía nacional -todos valores que resuenan profundamente en la cosmovisión política y diplomática peruana-.
Asimismo, se han llevado a cabo campañas de sensibilización. Las estrategias de sensibilización de Ucrania en Perú se enfocan en humanizar y contextualizar el conflicto. Para ello, la misión diplomática ha organizado proyecciones de documentales que narran los eventos desde la perspectiva ucraniana, desde la invasión de Crimea, los conflictos en Donbás y la invasión a gran escala. Asimismo, se han llevado a cabo paneles que cuentan con testimonios directos de las víctimas, permitiendo que la población peruana conecte a nivel personal con los acontecimientos. Estas acciones se complementan con eventos de memoria y conciencia sobre los desafíos que enfrenta Ucrania.
Uno de los espacios de sensibilización más recientes es la exposición fotográfica “Un año de la invasión a Ucrania” que se llevó a cabo el 28 de marzo del 2023 en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) en el que se expusieron imágenes de fotógrafos internacionales que retrataban lo sucedido en Ucrania desde febrero del 2022 cuando la guerra con Rusia estaba en su momento más determinante. En este espacio participaron los embajadores de Estados Unidos, Polonia y Guatemala, además de funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Este evento, organizado por la Embajada de Ucrania, incide en el espacio público para visibilizar la invasión rusa y, sobre todo, evidenciar con fotografías los terribles acontecimientos que sufre la sociedad ucraniana.
Adicionalmente, la embajada de Ucrania ha buscado generar cooperación académica y cultural. Aprovechando la tradición cultural y académica de Ucrania, la embajada ha promovido programas de intercambio estudiantil, permitiendo que jóvenes peruanos vivan la realidad ucraniana de primera mano. Estos programas se refuerzan con colaboraciones directas con universidades peruanas, realizando seminarios y talleres sobre temáticas europeas y el contexto geopolítico actual. Paralelamente, la misión ha organizado exposiciones artísticas que muestran la música, danza y arte ucranianos, fortaleciendo los lazos culturales y generando empatía entre naciones. Aunque, en comparación a Rusia, se puede decir que estas han sido menos efectivas y a menor escala.
Estrategias ucranianas para generar legitimidad política
Dentro de las estrategias para obtener legitimidad política, Ucrania se ha apoyado en la legalidad. Una de las estrategias más importantes usadas por Ucrania para establecer la legitimidad de su posición, es establecer que la invasión rusa es ilegal. A través de tratados y normativas internacionales, se busca evidenciar las transgresiones cometidas, fundamentando la necesidad de una respuesta global.
La Carta de las Naciones Unidas, concebida en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial, fue diseñada para evitar futuros conflictos y garantizar que las naciones actúen dentro de un marco de respeto mutuo. El Artículo 2(4) de la Carta establece que todos los miembros “se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado”1 (ONU, 1945). Esta disposición refleja un consenso global sobre la primacía del respeto a la soberanía nacional y la resolución pacífica de conflictos. En el contexto de Ucrania, las acciones de Rusia se perciben como una transgresión directa de este principio fundamental. El uso de la fuerza militar, sin un justificativo basado en la autodefensa o sin la autorización explícita del Consejo de Seguridad de la ONU, es inaceptable bajo este marco.
La Carta de la ONU no niega el derecho a la autodefensa. De hecho, el Artículo 51 reconoce el derecho de los estados a defenderse en caso de un “ataque armado”2 (ONU, 1945). No obstante, la invocación de este artículo por parte de Rusia es controvertida. Rusia sostiene que su “operación militar especial” tenía como objetivo defender a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, que reconoce como estados independientes. Sin embargo, varios expertos internacionales, como John B. Bellinger III y Anthony Dworkin, han refutado esta justificación. Ellos argumentan que Ucrania no había ejecutado un ataque contra otro Estado que pudiera justificar la intervención rusa.
El argumento de la autodefensa colectiva, esgrimido por Rusia, se desvanece aún más cuando se considera que las regiones en cuestión no son reconocidas como Estados independientes bajo el derecho internacional.
Una segunda justificación ofrecida por Rusia es la de la intervención humanitaria. Afirma que busca proteger a los rusoparlantes en el Donbas de supuestas amenazas. Si bien el concepto de intervención humanitaria existe en el derecho internacional, su aplicación es objeto de debate. Además, para invocar la protección de nacionales en territorio extranjero, se requiere evidencia clara y convincente de una amenaza inminente. En el caso de Ucrania, tal evidencia es esquiva. Los expertos han criticado ampliamente las justificaciones humanitarias de Rusia. Se cuestiona si el derecho internacional, incluida la Carta de la ONU y la Convención sobre el Genocidio, permite a las naciones usar la fuerza en otro país para remediar violaciones de derechos humanos. Además, aunque el principio de protección de nacionales exista, su aplicación es restringida y no parece aplicable en el contexto de la invasión rusa.
La invasión a Ucrania no solo infringe la Carta de la ONU, sino que también viola varios acuerdos internacionales firmados por Rusia. El Acta Final de Helsinki de 1975, por ejemplo, estipula que las fronteras europeas no pueden ser alteradas mediante el uso de la fuerza (Rubio Plo, A.). El Memorando de Budapest de 1994 es otro ejemplo; Rusia, junto con Estados Unidos y Reino Unido, prometió respetar la independencia y soberanía de Ucrania a cambio de que Ucrania renunciara a su arsenal nuclear (Braun, 2022). El conflicto también pone en tela de juicio los acuerdos de Minsk, que buscaban la resolución pacífica del conflicto en Donbas. Estos acuerdos representan no solo compromisos bilaterales, sino también el consenso de la comunidad internacional en la búsqueda de una solución pacífica. La violación de estos acuerdos socava la confianza en las soluciones diplomáticas y pone en duda la eficacia de las normas y tratados internacionales. La respuesta internacional a la invasión ha sido decisiva. La Corte Internacional de Justicia ha declarado que Rusia debe cesar sus operaciones militares en Ucrania, marcando un precedente importante en el derecho internacional.
Otro de los puntos que usa Ucrania para establecer legitimidad en su defensa es arrojando luz sobre los crímenes de guerra cometidos por Rusia. Según el gobierno ucraniano, más de 121,000 niños ucranianos han sido secuestrados por fuerzas rusas y deportados a provincias en el este ruso (Denisova, 2022). Muchos de estos niños son reubicados en orfanatos o en hogares adoptivos, a menudo sin el debido proceso legal. El hecho de que la Duma (el Parlamento ruso) haya propuesto una ley para formalizar la “adopción” de estos niños secuestrados sugiere un esfuerzo por integrarlos a la sociedad rusa, borrando efectivamente su identidad ucraniana (Wilson, 2022). Esto no solo es una violación de las leyes internacionales sobre adopción y traslado de menores, sino que también es un intento de cambiar la demografía y cultura del este de Ucrania de manera permanente. Debido a estos hechos, la Corte Criminal Internacional ha pedido una orden de arresto en contra de Putin.
También se ha recaudado suficiente información para comprobar el uso sistemático de violaciones por parte del ejército ruso. Retiradas rusas de regiones como el norte de Kyiv han revelado pruebas contundentes de violaciones, torturas y asesinatos de civiles. Los informes y testimonios detallan actos horribles cometidos en escuelas, aldeas y otros lugares donde la población civil ya estaba traumatizada por el conflicto en curso. Aunque estos crímenes son de por sí atroces, su magnitud y brutalidad apuntan a una táctica sistemática, y no a casos aislados de soldados actuando por cuenta propia (John, 2022). Las víctimas a menudo son seleccionadas para maximizar el terror en la comunidad: líderes comunitarios, mujeres jóvenes y personas de interés particular. También se han documentado intentos de soldados rusos de quemar cuerpos de mujeres que habían sido violadas, una táctica diseñada para borrar evidencias y perpetuar un sentido de impunidad (Rudenko, 2022). Estas acciones tienen un efecto multiplicador, creando un ambiente de miedo y desesperación que va más allá de las víctimas directas.
La prueba más utilizada que muestra los crímenes de guerra rusos son los ataques recurrentes a asentamientos civiles. Las fuerzas rusas han llevado a cabo ataques indiscriminados en zonas densamente pobladas, apuntando a escuelas, hospitales y otras infraestructuras críticas. Según un video que subió Zelensky a sus redes sociales, estos ataques no solo causan bajas inmediatas, sino que también destruyen los servicios esenciales que las comunidades necesitan para sobrevivir: atención médica, educación y suministro de alimentos. También está la cuestión de la intencionalidad. Mientras que algunos ataques pueden haber sido el resultado de errores de inteligencia o juicio, la frecuencia y naturaleza de estos ataques sugieren un patrón de comportamiento que tiene como objetivo aterrorizar y desplazar a la población civil, en lugar de perseguir objetivos militares legítimos.
Conclusión
El conflicto ruso-ucraniano, iniciado con la anexión de Crimea en 2014 y exacerbado por la invasión rusa a gran escala en 2022, ha trascendido sus fronteras geográficas, influyendo significativamente en la geopolítica global y regional. La intervención rusa, justificada bajo pretextos de desnazificación y defensa de intereses estratégicos, ha alterado el orden global, desplazando la era de la globalización y dando paso a un nuevo conflicto de naturaleza política y cultural. Este cambio ha resonado en Sudamérica, donde el conflicto ha impactado en las políticas nacionales y alianzas regionales, reflejando la complejidad de la geopolítica actual.
El artículo destaca la importancia de estudiar las respuestas diplomáticas y estrategias de influencia política de Rusia y Ucrania en naciones con vínculos bilaterales de distinta intensidad, como Perú. Rusia ha empleado una mezcla de diplomacia cultural, educativa, y realismo político para cimentar su presencia y legitimidad en la región, mientras que Ucrania se ha enfocado en una diplomacia de victimización y legalidad, resaltando la ilegalidad de la invasión rusa y sus consecuencias humanitarias. Estas dinámicas reflejan no solo la lucha por la influencia y legitimidad política en el ámbito global, sino también la interconexión entre los conflictos regionales y las respuestas diplomáticas en un mundo cada vez más interdependiente. El conflicto ruso-ucraniano, por lo tanto, no es solo una crisis regional, sino un punto de inflexión en la geopolítica mundial, afectando las relaciones internacionales a nivel global y regional.
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1 Carta de la ONU, Art. 2, 4.
2 Carta de la ONU, Art. 51