Revista Arbitrada de Educación Contemporánea | ISSN (En línea): 3028-9815
Vol. 1, núm. 2, pp. 40 - 60
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Contrastación de la hipótesis general: La GE se relaciona significativamente con
el DD.
A nivel nacional, el análisis de la Gestión Educativa (GE) y el Desempeño
Docente (DD) se inscribe en una problemática de gran relevancia para la mejora de la
calidad educativa en Perú. Según el Ministerio de Educación del Perú (MINEDU, 2023),
una gestión educativa sólida y eficaz es esencial para la creación de entornos de
aprendizaje inclusivos, innovadores y de calidad. En esta línea, autores como Murillo y
Román (2011) afirman que la calidad de la educación no depende únicamente de los
recursos económicos o la infraestructura, sino principalmente de la capacidad de
liderazgo educativo y de cómo se gestionan los recursos humanos y pedagógicos en las
instituciones educativas. En el contexto de la Institución Educativa "San Isidro", en el
distrito de Hermilio Valdizán, Huánuco, el estudio demuestra que una gestión educativa
que atienda estas dimensiones puede ser decisiva en la mejora del desempeño docente y,
en consecuencia, en los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
Autores como Fullan (2014) enfatizan la importancia de un liderazgo educativo
transformacional que inspire, guíe y motive a los docentes a desarrollar su potencial y a
adoptar prácticas pedagógicas innovadoras. La investigación en "San Isidro" corrobora
esta visión, destacando que los docentes experimentan mayores niveles de satisfacción y
compromiso profesional cuando el liderazgo de la gestión educativa se centra en el apoyo,
el acompañamiento y el desarrollo continuo. Al respecto, diversos estudios (Bolívar,
2010; López & Camacho, 2018) señalan que una gestión que fomente el desarrollo
profesional de los docentes y su participación activa en la toma de decisiones impacta
significativamente en su desempeño. Esta gestión no solo se enfoca en aspectos
administrativos, sino que valora el desarrollo humano y la construcción de un clima
organizacional positivo, factores que, como observa Bolívar (2010), resultan esenciales
para crear un ambiente educativo propicio para el aprendizaje integral de los estudiantes.
A nivel nacional, se observa que los desafíos en la gestión educativa están
frecuentemente asociados a la falta de políticas de formación y capacitación adecuadas
para directivos y docentes (Díaz & Castro, 2020). En este sentido, el caso de "San Isidro"
refleja una realidad que comparten muchas escuelas en el país: el liderazgo educativo aún
enfrenta dificultades en la implementación de herramientas de gestión pedagógica que
respondan a las necesidades cambiantes del contexto. Como señalan Senge et al. (2012),
el sistema educativo debe ser visto como una "organización que aprende", donde tanto
directivos como docentes participan en un proceso continuo de reflexión y mejora. Para
que la GE se traduzca en una mejora efectiva del desempeño docente, resulta fundamental
que los líderes educativos reciban una formación específica en estrategias de gestión, así
como un acompañamiento que fortalezca su papel como agentes de cambio.
Además, se ha encontrado que el MINEDU propone una serie de instrumentos y
políticas para fortalecer la gestión educativa, aunque su implementación en las
instituciones no siempre resulta efectiva. Por ejemplo, según Cáceres y Reynoso (2021),
existe una brecha entre la política educativa nacional y la práctica en las escuelas, lo que